Dios quiere promover a su pueblo a un nivel mayor. No sólo quiere promocionarnos, sino que quiere que mantengamos nuestro lugar en ese nivel. Pero tenemos que entender que esto no se logrará sin una batalla. Antes que David pudiera recibir su corona de autoridad, tuvo que enfrentar a Goliat. David ya había sido ungido para Rey, pero antes de subir a un nuevo nivel de autoridad tenía que enfrentar su gigante. Las promociones y el crecimiento no vendrán sin batalla. Fueron 40 días en que Goliat desafió a los israelitas.
1 Samuel 17:23-26 «Mientras conversaban, Goliat, el gran guerrero filisteo de Gat, salió de entre las filas para repetir su desafío, y David lo oyó. Cuando los israelitas vieron a Goliat, huyeron despavoridos. Algunos decían: «¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a Israel? A quien lo venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, le dará su hija como esposa, y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel.»
David preguntó a los que estaban con él:
—¿Qué dicen que le darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este filisteo pagano,[a] que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?»
Antes de pasar a tu siguiente nivel, tendrás que enfrentar a tu Goliat de frente. Recuerda que este gigante te hablará, te intimidará, te desafiará, y querrá alejarte de lo que es tuyo en Dios. Este gigante te preguntará: ¿Quién te crees que eres? ¿Piensas que Dios podrá hacerte útil? ¿Crees que las cosas van a cambiar? ¡Quién te crees! Goliat quiere llevarte a pensar que no eres nadie, que no podrás cambiar, que Dios se olvidó de ti.
Goliat: De origen hebreo. El que vive peregrinando. El nombre de Gat significa prensa de uvas. Era una de las cinco ciudades reales de los filisteos, y luego fue conquistada por David. Recuerda, detrás de los gigantes hay ciudades que te esperan.
Goliat, fue un guerrero filisteo que combatió contra el rey David en el siglo XI a. C. Es un gigante oriundo de la ciudad de Gat y miembro del ejército de los filisteos. Goliat es descendiente de Anak, el cual provenía de una raza conocida como Anakim o Nephilim, los cuales, se dice, eran gigantes.
El crecimiento y la mayor unción y gracia no vendrán si batalla ni tribulación. La unción sin la prueba es efímera. Dios no quiere darnos una victoria temporal, él quiere que sostengamos esa victoria en el tiempo.
Pero antes que Dios te promocione, tendrás que atravesar el lugar de la contienda, pasar por la prensa de uvas.
1 Samuel 17:36-39 (NVI) «Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo.
—Anda, pues —dijo Saúl—, y que el Señor te acompañe.
Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un casco de bronce y le puso una coraza. David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado.
—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello.
De modo que se quitó todo aquello»
Un pastor lleva tres elementos para cuidar sus ovejas: una honda, una vara (un arma de defensa o ataque) y el cayado.
Lo que Dios quiere ungir en tu vida lo probará.
Dios había ungido su honda, no la armadura de Saúl. Dios quiere ungir lo que tienes, lo que es tuyo. David no había ganado batallas con la armadura, sino con su honda. Dios unge lo que ha sido probado en nuestras vidas.
La promoción te irá llevando paso a paso arriba.
Las pequeñas batallas te llevarán a ganar las grandes batallas. En donde seas más probado, allí serás más ungido.
Cuando Isaac entró a la tierra de su herencia en Génesis 26, vemos que la tierra era un lugar desolado. Al plantar y sembrar, Isaac comenzó a prosperar y creció su cosecha en el mismo año un ciento por ciento.
Los filisteos lo envidiaron y comenzaron a tapar los pozos de Abraham. Para que Isaac siguiera adelante con su crecimiento, tuvo que enfrentar a los filisteos, volviendo a destapar los pozos que se llamaron Ezek, que quiere decir contención, luego Sitna, que significa enemistad, y el tercero Rehobot, que significa lugares espaciosos. La clave de Isaac fue su perseverancia en la lucha, en tiempos de contención, en tiempos de enemistad, para llegar finalmente a lugares espaciosos. Vienen tiempos espaciosos, pero vienen después de batalla. Y debemos perseverar para ganar la batalla.
Generalmente abandonamos justo antes de nuestra mayor victoria. Mientras que te resistas a darte por vencido, Dios aumentará tu herencia.
Debemos poder sostener el aumento que Dios nos quiere dar. Muchos estamos bajo ataque espiritual, bajo presiones en forma de problemas, dificultades. Hay gigantes viejos y hay gigantes nuevos en tu vida. Dios te pide perseverar, te pide que tomes de tus propias armas y no las ajenas.
Recuerda, detrás de tus gigantes hay ciudades por conquistar: personas, puestos de trabajo, sanidad en relaciones.
Donde no hay riesgos no hay nada que ganar.
Detrás de tu victoria hay quienes recibirán los beneficios de tu victoria.
Tu batalla ganada abre puertas de esperanza para los demás. Cuando murió Goliat, los filisteos huyeron, los israelitas los persiguieron y los saquearon.
Aprendamos las lecciones que Dios quiere enseñarnos. Hay varios Goliat que están esperando que los venzas. ¡Adelante!